La razón de ser del SOPA es que el DMCA no es omnipotente. No puede, por ejemplo, utilizar su mecanismo de notificación con páginas alojadas en otros países. En este sentido, SOPA le sigue al DMCA en la cadena alimenticia: obliga a empresas de Estados Unidos a dificultar o imposibilitar el acceso a sitios infractores de menor y mayor escala. Su fin no es otro sino quitarle el oxígeno a rogue websites como The Pirate Bay, o cyberlockers como el difunto Megaupload, el  en el mercado estadounidense.

La ley también permitiría dar fin a cualquier negocio estadounidense con éstas u otras plataformas que fomenten lo ilegal, sea publicidad, financiación, vínculos en buscadores como Google o videos en Youtube. 

Hay, sin embargo, otros factores que hicieron difícil su aceptación: